En el año 2007 fuimos desafiados por nuestro pastor en Vitoria para plantar una iglesia Asambleas de Dios en Santander, llegamos al norte de España con una maleta llena de ilusiones, Dios nos salió al encuentro y trastocó nuestros planes dándonos una tarea apasionante, nos implantó la visión de alcanzar Cantabria para Cristo.
Cuando arrancamos, salimos a las calles de Santander con Zuny, mi esposa y César, mi hijo de 5 años, a repartir tratados evangelísticos, en pocos meses vimos el respaldo de Dios en la hermosa tarea de extender su reino en España. Las primeras reuniones fueron en cafeterías, peluquerías, plazas de Santander, y allí donde hubiera alguien con ganas de escuchar la palabra de Dios.
Hoy estamos agradecidos por el rumbo que tomó la obra de Dios, teniendo más de 20 nacionalidades cada fin de semana adorando juntas el nombre del Señor. Sin olvidar el cometido que traíamos, levantar una generación diferente; ni mejores, ni peores, pero sí diferentes, dejar como legado en Cantabria un liderazgo apasionado por esta tierra y extender así el Reino de Dios.